La política de colonización
que estimularon algunas provincias como Entre Ríos y Santa
Fe, dio origen a numerosas colonias agrícolas. "Esperanza",
en la provincia de Santa Fe fue la primera. Fundada en 1856 por
don Aaron Castellanos, quien había traído de Europa
a un grupo de familias suizas protestantes. Paulatinamente con
nuevos asentamientos, el paisaje rural fue cambiando su fisionomía.
Veinte años después, en la presidencia de Nicolás
Avellaneda, se dictó la ley 817 de Inmigración y
Colonización. Entre sus disposiciones se consideraba la
libertad de conciencia y culto.
Esta medida del gobierno, junto a las expediciones del general
Julio Argentino Roca realizadas en 1880 al desierto pampeano,
derrotando a los indígenas impulsaron la ansiada colonización.
En algunos contratos de arrendamiento se estipulaba que la tierra
se subdividía en chacras de 150 hectáreas, agrupándose
de a dos, tres o cuatro casas. Compartían el pozo de agua
y más adelante el molino de viento para extraerla.
Las pertenencias iniciales de cada chacarero fueron en algunos
casos: dos vacas lecheras, diez yeguarizos, un carro, un arado,
una rastra. Lo estrictamente necesario para cultivar el suelo
virgen.